RESEÑAS DE CINE INTERNACIONAL Y SERIES

viernes, 11 de agosto de 2017

LA DUQUESA



Supongamos que tú, que me estás leyendo, tienes pareja, o si la tienes imagínate esto: que un buen día sin decir agua va lleve a vivir a su hogar a una tercera persona porque ha iniciado una relación ¿Ustedes cómo reaccionarían? Pero mejor aún, ustedes están perdidamente enamorados de su pareja y no hay ningún tipo de indicio sobre que esté resquebrajado el amor, o que tengan algún tema pendiente qué arreglar, más bien todo marcha de maravilla en su relación ¿podrían aceptar la situación? Peor aún, ustedes no creen en las relaciones abiertas, ni en el compartir a la pareja, ni el poliamor, entonces ¿Se irían de la casa? ¿Qué se hace en esos casos?



Pues a la Duquesa de Devonshire (Keira Knightley, Código Enigma) le sucede algo parecido. Ubiquemos la época en la que le tocó vivir a esta dama, en el siglo XVIII, estamos hablando de la aristocracia europea, donde para afianzar las fortunas, los títulos nobiliarios y los reinos debían llegar a acuerdos nupciales. Al duque Devonshire (Ralph Fiennes, Harry Potter 7) le urgía tener algún varón como heredero, qué mejor que desposar a Giorgiana para ello, una jovencita virginal, sana y con la promesa de darle un hombre como hijo.

El duque fue una persona poderosa en el país, allegada a la corona, gozaba de plena libertad de acción, es decir, él hacía lo que se le pegara la gana sin importar si pudiera dañar a alguien más.



Giorgiana conoció a una mujer que la convirtió en su mejor amiga y confidente, Bess Foster (Hayley Atwell, Peggy Carter Agente de S.H.I.E.L.D.), quien al invitarla a su casa y presentarle a su marido el duque, éste no desperdició la oportunidad para rondarla, ¿a quién le dan pan que llore? Bess se convirtió no sólo en su amante, sino en su segunda concubina, decidió que vivirían los tres bajo el mismo techo, “felices los tres” como una “familia”, Giorgiana trató de llegar a algún arreglo, sí aceptar esta nueva forma de vida, pero a cambio de algo. La duquesa no es de la opinión de las relaciones abiertas, ni poliamorosas, pero tuvo que aceptar por la conveniencia de seguir manteniendo la farsa del feliz matrimonio con su marido.



Esta película del director Saul Dibb toca de manera superficial cualquier tema que quiso abordar, una de las formas del poliamor en primer lugar, que se dio en muchos casos en aquél entonces, la sensibilidad política de Giorgiana y la fama que acarreó gracias a su carisma y su don del habla, o la falta de oportunidades para la mujer de esa época además de la frustración de féminas de espíritu libre como nuestra protagonista.



Esta cinta la equiparo con un caldo, mole de olla, tlalpeño, que servidos se ven ricos, y al probarlos están totalmente fríos, es decir, La Duquesa tienen todos los elementos perfectos para ser una muy buena película de época, pero se pierde por momentos, en momentos parece que no trata de nada, o sí pero no concreta el verdadero punto medular que nos quieren proyectar. Es más, llega un punto de la historia en el que parece estar explorando los recovecos del poliamor, aceptar un tercero en la relación y todo lo que implica como mujer, como madre, como parte de la alta sociedad, esposa, pero entonces se pierde en la relación con su amante, el asedio del pueblo, y las consecuencias de casarse sin amor.



Si vemos a La Duquesa como película sobre temática de poliamor, pues sí lo es, aunque de manera fresa, y superficial como un capítulo de La Rosa de Guadalupe, con su respectivo final feliz, aunque forzado. Para efectos de este tema, sirve para hacernos saber que el poliamor siempre ha existido, en distintas manifestaciones y en cualquier nivel socio económico, es decir, ya que es un caso verídico, podríamos empezar a determinar que poliamor es inherente al ser humano, sólo hace falta que nos aprieten ese botoncito de la curiosidad para animarnos a conocerlo y decidir si es para nosotros o no, si lo permitiríamos en nuestra pareja o no, si somos compersionistas o no (término usado para las personas que se alegran o son empáticos al saber que sus parejas sientan amor por un tercero, más información de este concepto consulten aquí la reseña Tabú:Trieja).







Para ver el tráiler, clic en:




LA DUQUESA
(The Duchess)
Director: Saul Dibb
Guionistas: Jeffrey Hatcher, Anders Thomas Jensen, Saul Dibb
Protagonistas: Ralph Finnies, Keira Knightley
Produce: Paramount Vantage, Pathé, BBC Films
Distribuye: Paramount Pictures
Reino Unido, Italia, Francia, Estados Unidos, 2008

Inglés, 110 mi.

jueves, 3 de agosto de 2017

TABÚ: TRIEJA



Lo prohibido ¿según quién?

Las normas, convenciones sociales, las creencias religiosas, a través en las distintas culturas de alrededor del mundo han establecido temas prohibidos en la práctica, la conducta o las preferencias de los seres humanos, ya que van en contraposición de los valores morales, las leyes religiosas o la filosofía política que se aplican en determinado lugar; por ejemplo, los temas tabú junto con sus ramificaciones por mucho tiempo, en México fueron: la prostitución, el sexo y la sexualidad, la homosexualidad, el aborto, la eutanasia, entre otros. No hace falta decir cuánto daño se ha causado por inculcarnos que está mal o es pecado el sólo hecho de pronunciar o pensar en estas palabras, mínimo, ya ni les digo todo lo que conlleva el limitar el análisis y la práctica de estos. En cambio, hoy hasta se debate al respecto en la sociedad en general.



Sin embargo, a partir de la apertura de estos tópicos, se han desprendido conceptos que a la mente común se nos hace raros, extraños, tal vez aberrantes, intocables, prohibidos, en materia de las relaciones amatorias: practicar el vampirismo con tu pareja, practicar la trieja o triada con tu pareja o practicar el “swingerismo” con tu pareja. Son tabú porque también transgreden a los principios morales referentes a la monogamia aprendidos desde el nacimiento prácticamente, por tanto, para lo que algunos es libertad plena de ser, pensar, amar y sentir, para otros esto es denigrante, simplemente porque son prácticas ajenas a su historia de vida. Pero el que nos compete en esta ocasión es la trieja.



El programa Tabú del canal Nat Geo en su tema “Amores Extremos”, nos muestra que en México, Diana Neri, Sergio Navarrete e Israel Lugo son un claro ejemplo de un conjunto de personas que traspasan los límites del amor al conformar una relación sentimental muy distinta a lo convencional; estas tres personas son de las pocas que están convencidas que sí existe la opción de que tres o más personas se complementen emocional y sexualmente entonces sí, es decir, el poliamor.



Hay distintas formas de amar dentro del poliamor, una de ellas es la trieja o triada, una relación sentimental, consensuada, aceptada, asimilada, entre las tres personas involucradas, una relación donde cada uno está atraído y está enamorado de los otros dos. ¿Esto es posible? Según lo que comenta la psicóloga Nancy Martínez, el cuerpo humano está preparado biológicamente para vivir en trieja ya que los neurotransmisores están listos para activarse con una o más personas, por tanto, se puede desarrollar atracción afectiva con más de una persona, esto da pie que no se tome importancia o preferencia por uno u otro sexo, por tanto, se puede generar la bisexualidad en una relación de tres, hablando de casos específicos de relaciones que estén involucrados mujeres y hombres, como Diana, Sergio e Israel.



Si el conseguir y luego consolidar una relación monógama es difícil y complejo para algunos, ahora imagínense lograr empatar tres caracteres, tres seres, tres pensamientos, tres corazones, tres sexos. Para que esto pueda funcionar, tenemos entonces un concepto que no debe de perderse de vista: “compersión”. Según la revista “Squire” en su edición colombiana, menciona que “compersión” es un concepto creado por las personas que practican el poliamor y se refiere a lo opuesto de los celos, es decir, engloba todas las lindas emociones que se siente al ver que su pareja tiene lindos sentimientos o emociones por un tercero. O, en otras palabras, una persona que tiene empatía o felicidad porque su pareja tiene felicidad por otra persona se dice que es alguien “compersionista”.



La compersión se puede ir confirmando dentro del proceso de la conformación de la trieja o también llamada triada, en cuya transición se vislumbra como la de cualquier relación convencional: conocerse, la química, la empatía, el trato, la adaptación, el crecimiento, la consolidación. Diana y Sergio después de 8 años de feliz matrimonio, en alguna reunión de amigos conocieron a Israel, en aquella ocasión se cayeron los tres muy bien, hubo cierta química sobre todo emocional e intelectual, aunque Israel al conocerlos se sintió atraídos por ambos físicamente y en su personalidad. El trato entre los tres llegó un punto en el cual a Sergio se le notaba muchísimo la compatibilidad y felicidad hacia Israel, Diana al notar esto, no se molestó, no sintió celos, sino también se sintió contenta por ver a su pareja plena. Es así como se frecuentaron y al cabo de los meses tuvieron su primer acercamiento amoroso y sexual.



A partir de este momento inician la transición difícil para los tres. Y es que en este reportaje tipo documental de Nat Geo se deja en claro que una trieja no es un trío, ya que éste se refiere meramente al acto sexual entre tres personas sin inmiscuir sentimiento alguno, y se establece para tener encuentros esporádicos entre tres conocidos, entre una pareja y un invitado o simplemente entre tres personas ajenas entre sí; una triada o trieja es una relación sentimental, profunda, intelectual, amorosa, sexual entre tres personas, y esto suena tan fácil como el abrir los ojos por la mañana y ciertamente no lo es.



Durante la conformación de una relación poliamorosa, sea triada o un grupo más amplio, se sufren distintos puntos que tanto Diana, como Sergio e Israel vivieron y es inherente a todo esto. En este proceso vivieron celos porque tal vez prestará atención más a uno que otro; miedo a que deje a uno por el otro, inseguridad porque físicamente le deje de gustar y le atraiga más el otro, adaptación en los tres caracteres, dudas sobre si estarán haciendo lo correcto, sentido de la competencia ya que puede ser incomodo el sentirse menos o superior que alguno de ellos; sentido de la propiedad, le costó trabajo el entender que no son propiedad de nadie, el respeto a la libertad es indispensable; general seguridad y confianza en sí mismo para sentirse amado por dos personas y corresponderles a ambos; y por último en lo sexual, permitirse sentir emociones el doble de intensas, es decir, las relaciones sexuales pueden ser enriquecedoras si se quitan tabús y dejar fluir sus emociones.



Esta trieja nos comparte su experiencia que a ellos sí les ha funcionado su dinámica, cuesta mucho trabajo acoplarse a una forma de amar a la que no están acostumbrados ni a ver en alguien más, ni a experimentar, de ahí sus miedos, inseguridades y dudas, sin embargo, ese sentimiento y emoción que tienen unos por los otros los fortalece, les va dando seguridad para motivarlos a ir entretejiendo una vida plena, llena de amor, apoyo, comprensión con sus toques de perversión. El poliamor se ha convertido en una opción más de interacción humana, es una expresión más de la unión entre los sentimientos y la atracción física, en donde muy pocos han encontrado la felicidad plena, y aun así el poliamor sigue siendo tabú.

Puedes ver el capítulo de Nat Geo, clic en:




TABÚ: AMOR EXTREMO
Programa de televisión.
Segmento: Trieja
Canal: NAT GEO
Produce: National Geographic
Estados Unidos, 2016
44 min.

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