Tratándose de historias de amor hay
películas desde las románticas hasta las cursis, desde las que nos muestran la
lucha de la razón contra el corazón hasta las que en la pantalla escurren miel,
azúcar, y demás glucosa, y aún así “Llámame Por Tu Nombre” de Luca Guadagnino
está a punto de rallar en lo rosa, pero no, logra abstenerse de cualquier tono
meloso, y si está a punto de caer, entonces retoma el rumbo para entregarnos una
cinta de verdadera introspección adolescente. ¿Qué o cómo siente un muchacho
que se acerca por primera vez a su sexualidad y corazón?
Dos aspectos evidentes en los
adolescentes son: primero las crisis existenciales frecuentes, segundo, que el
sentir a partir de esas crisis se lo callan, es cuando empiezan a ocultarle
cosas a sus padres, hasta sus amigos, por temor a ser señalados, juzgados,
criticados, burlados, o por cualquier circunstancia negativa, por lo tanto,
prefieren disfrutar o sufrir en silencio su propia vida.
Este es el punto de la cinta
escrita por James Ivory, va más allá de una simple cinta romántica, es sobre
los recovecos, los vaivenes de los adolescentes, en cuanto a su sexualidad. Se
dice que las personas de esta edad adolecen de prácticamente todo, y no es
porque en verdad carezcan de cosas materiales o emocionales, sino más bien es
porque si espíritu crece tanto y tan rápido que se perciben como alguien que
les hace falta algo, pero no saben qué es. He ahí el punto de esta etapa, el descubrimiento
de sí mismos, de lo que necesitan, lo que deben adoptar para sí, de lo que
deben rechazar lo que les puede causar desagrado para el resto de su vida,
adquirir sus cualidades acentuando o aceptando sus defectos, es decir, el dolor
de crecer, el camino hacia la madurez. Crisis existencial, transformación, reafirmación.
“Llámame por tu nombre” de eso se
trata, es un viaje hacia las entrañas de Elio (Timothée Chalamet, Lady Bird,
2017), un chico de 17 años arrogante como todo muchacho de su edad que siente
ser el dueño del mundo, que puede dominar cualquier situación y a cualquier persona,
un muchacho que sólo le interesa él mismo, pasarla bien, disfrutar el momento,
despreocupado del futuro, del mañana, sociable, buen hijo dentro de lo que
cabe, lindo amigo, y ya, él es nuestro protagonista, no tiene nada de
peculiaridad, nada extraordinario; sin embargo lo que lo hace especial es el
mundo que le rodea: pertenece a una familia de intelectuales, su padre es
erudito e investigador en temas antropológicos e históricos, su madre
traductora, Elio sabe tocar el piano, la guitarra, compone música, devora
libros, todos hablan varios idiomas (inglés, italiano, francés y de pronto alguien
por ahí hasta alemán).
Todo corre normal y apacible en
el verano de 1983 al norte de Italia. Un ambiente, podría decirse, aburrido por
tanta tranquilidad que se respira, monótono. Entonces llega a casa a pasar una
temporada de 6 semanas, Oliver, un hombre de poco más de 30 años, quien ayudará
al padre de Elio en alguna investigación. Elio poco a poco aprende a conocer a
Oliver, el intelecto de éste hace que se quiera acercar más a él, aunque no se
atreve, debe mantener una postura de arrogancia, de indiferencia, no vaya a
parecer que le mande señales descaradas, atrevidas o erróneas. A la par, Oliver
le corresponde de la misma manera, un trato frío y lejano. Pero en sus miradas,
en su trato, se nota que mueren de deseo por acercarse mutuamente, platicar,
mirarse, relacionarse, estrechar sus almas, sus manos, sus cuerpos.
Inicia así una historia de amor
que nace desde el centro del ser de Elio. Lo notable es la tensión emocional
que existe entre un hombre de treinta y tanto años con un menor de edad. También
es importante conocer la reacción de los padres ante tal situación que lejos de
escandalizarse por la diferencia de edades para que su hijo entable una amistad
íntima con Oliver, al contrario, lo dejan ser, le permiten experimentar. Pero importante
es también que, al ser una película de amor, no se pronuncia esta palabra, no
hay un “te quiero”, no hay un “te amo”, no hay un “te deseo”, solamente hay
intenciones veladas, emociones calladas y acciones que de manera implícita nos
proyectan ese cariño y ese amor de verano.
“Llámame Por Tu Nombre” habla
también sobre ese ser especial que todos conservamos en alguna etapa de
nuestras vidas, esa persona a la cual amamos profundamente a sabiendas que ese
noviazgo o esa relación durará un muy corto tiempo, pese a esto nos atrevemos a
vivir el hoy, el momento, a disfrutarlo al máximo sea lo que sea que dure, lo
importante es la felicidad propia y si es a lado de alguien que representa
nuestros deseos y afectos pues qué mejor, y si tiene que terminar al menos se
vivió, no se quedaron con las ganas.
“Llámame Por Tu Nombre” es una
cinta de temática adolescente quitándole lo superfluo, lo material, donde el
mensaje (si es que lo hay, o al menos eso me dejó en lo personal) es tomar la
primera oportunidad que se nos aparezca, sea un amor, un trabajo, una
profesión, un hombre, una mujer, no dejarlo pasar porque la felicidad muy pocas veces
llega personalmente a tocar a nuestra puerta, aunque a la postre duela terriblemente.
Mira el tráiler aquí:
LLÁMAME POR TU NOMBRE
(Call Me By Your Name)
Dirige: Luca Guadagnino
Escribe: James Ivory, André
Aciman
Con: Armie Hammer, Timothée
Chalamet
Produce: Frenesy Film Company, La
Cinéfacture, RT Features
Italia, Francia, Brasil, Estados
Unidos, 2017
En inglés, italiano, francés, alemán
y hebreo
132 min.